Viernes, 19 de Abril 2024
Jalisco | Por Diego Petersen Farah

En Tres Patadas

Lector in fabula

Por: EL INFORMADOR

Raúl Mora Lomelí fue un eterno inconforme, y por lo mismo un luchador permanente. Nunca le dio lo mismo la injusticia  ni la mediocridad. Nunca escogió el camino fácil; prefería la vía empedrada pero directa, que el cómodo pavimento que no lo sacaba del mismo lugar. Raúl murió el miércoles pasado a los 77 años y poco después de haber cumplido 50 años de haber ingresado a la Compañía de Jesús.

Raúl fue un jesuita y un hombre que vivió su tiempo con todo esplendor. Caminó las calles del Mayo del 68 en París, mientras estudiaba el doctorado en Letras en la Sorbona. Entre 1970 y 72 fue rector del Iteso. A pesar de lo corto de su periodo y de lo joven que era, el de Mora es uno de los rectorados más recordados. En su periodo, el Iteso encontró el perfil social que lo definiría en el futuro.

Siendo rector Raúl Mora, fue anfitrión de Salvador Allende en aquella famosa visita a Guadalajara en diciembre de 1972. El abrazo efusivo con que Raúl recibió al presidente socialista chileno (la foto está aún en el Iteso) se convirtió en un icono. El contexto de la foto, para seguir las enseñanzas de Mora, fue tan importante como la foto misma: el incendiario discurso de Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara (el discurso se puede consultar en Internet) y el surgimiento en esos años de la guerrilla urbana en Guadalajara, a la cual se sumaron algunos alumnos del Iteso, hicieron de que aquel abrazo un icono.

La lectura de esa imagen provocó un serio enfrentamiento entre los jesuitas y los empresarios que conformaban el patronato universitario, un conflicto que dio origen a las filosofía social del Iteso.

Años después, Raúl Mora fue a Nicaragua donde le tocó vivir de cerca el triunfo del sandinismo y ser parte de él. Estuvo al lado de quienes construyeron la primera etapa de la revolución, particularmente los hermanos Fernando y Ernesto Cardenal, y fue un cronista excepcional de esa etapa convulsa y esperanzadora en Centroamérica.

Pero el amor de Raúl Mora era la Literatura y al final de su vida, el cine.  Fue maestro en la Ibero México, en la Universidad de Centroamérica y en el Iteso de Filosofía, de Historia pero, sobre todo, de Semiótica y Socio crítica, estas dos sus grandes pasiones. Era, en el más puro sentido de Eco, un lector inmiscuido en la fábula.

Descanse en paz, Lector in fabula.


diego.petersen@informador.com.mx

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones